Sucesión Patrimonial y Sucesión de Mando

En su libro “Testamentos, Sucesiones y algo más”, el Maestro y Notario Público Tomás Lozano Molina da cuenta de que en Estados Unidos, cito: “el 70% de las transmisiones de riqueza generan problema, y que estos se deben principalmente a dificultades dentro de la misma familia”. 

 

En México no contamos con un dato estadístico similar, pero si sabemos de las dificultades que encuentran las empresas familiares para ser transmitidas a las siguientes generaciones. Se habla de que solo 7 de cada 100 empresas son conocidas y gestionadas por los nietos del fundador. Las restantes se quedan en el camino. 

 

¿Qué origina esta problemática? La falta de acuerdos y de claridad, así como el poco interés o tiempo que invertimos en la planeación sucesoria, que es en sí, parte integral de la estrategia empresarial. 

 

Hay diferentes instrumentos que podemos utilizar en nuestro favor para una debida sucesión patrimonial. En este contexto, debemos hablar de testamentos, de legados, de donaciones o fideicomisos. No existe una receta estándar, debe de haber claridad en el contexto a fin de poder determinar un plan a la medida de cada grupo familiar. 

 

Me voy a permitir analizar un caso específico que me consultan vía correo electrónico.  

 

Juan tiene una empresa en marcha, una esposa y dos hijos. Uno de ellos conoce perfectamente la empresa, ha trabajado en ella desde muy joven y tiene interés en la industria y proyectos que pueden ser buenas oportunidades de crecimiento. El otro hijo tiene intereses distintos y capacidades para desarrollarse en un giro totalmente diferente al negocio familiar, mismo que a la fecha está valuado en diez millones de pesos y por sus particularidades no es de fácil división.  

 

La disyuntiva que se presenta a los fundadores radica en establecer con justicia la manera en que se repartirá el patrimonio. Creo que se pueden establecer diferentes mecánicas de control patrimonial.

 

Primero, es importante asegurarnos que los fundadores tienen la capacidad económica para subsistir con el mismo nivel de vida que han alcanzado con su esfuerzo y administración. Cubierto esto, es momento de preparar a los hijos como buenos accionistas, separando de manera clara las funciones laborales (que conllevan el derecho al cobro de un salario), de las funciones propias de un tenedor de acciones (las cuales te dan derecho de cobrar dividendos, en su caso). 

 

Estos pequeños matices nos permiten aclarar los escenarios, para entonces identificar cuáles son los intereses particulares de los miembros de la familia y determinar si es posible que la empresa familiar, actuando como holding, financie los nuevos emprendimientos de otros miembros de la familia, siempre que los mismos vayan apegados a un interés común empresarial, con el objeto de diversificar las inversiones del grupo de manera inteligente y estratégica. 

 

También puede optarse por equiparar las herencias, utilizando a las aseguradoras como vehículo de financiación. Me explico. En el mismo supuesto de la empresa valuada en diez millones de pesos, donde solo uno de los hijos tiene interés profesional, se puede adquirir con cargo a la empresa un seguro de vida por diez millones de pesos, nombrando como beneficiario al hijo que no quiere relacionarse con la empresa. 

 

En el supuesto de que la familia sea lo suficientemente solvente legar un patrimonio a sus dos hijos de manera equitativa, entonces podemos utilizar la protección de la aseguradora para brincar generaciones, nombrando como beneficiarios a los nietos de manera directa, logrando una trasferencia intergeneracional del patrimonio. 

 

Una planeación adecuada de los temas patrimoniales y directivos evita conflictos dentro del seno de la empresa como en la misma familia.