Nochebuena 2020

Recibimos hoy la nochebuena con las emociones juntas, en un año que nos deja huecos en el corazón, muchos aprendizajes y nuevas realidades. Vamos a darnos un espacio para recapitular y revisar las matrículas del camión que nos pasó por encima. ¿Dónde estabas hace un año?, ¿qué soñabas la nochebuena anterior?, ¿ese mundo es aún posible? Valorémoslo. 

 

Te apuesto que no imaginabas la complejidad del año que estaba por venir. Nadie lo hizo. Seguramente en el pasado diciembre estábamos en medio de la vorágine habitual de las fechas, preocupados por cerrar el año, las contabilidades, los inventarios y los cierres, las negociaciones navideñas del “en tu casa o en la mía” y desde ya molestos con esa tía que 

nunca llevaba nada y al final siempre saca su tupper. Pasa en las mejores familias. 

 

Y sin previo aviso, el año nos sentó de golpe. Incluso antes de la pandemia abrimos con la noticia de la balacera en el Colegio que nos dolió a todos hasta los huesos y no tuvimos tiempo de reaccionar ante la realidad que se empeñaba en anunciarnos que el mundo estaba cambiando. Hay eventos, hay ciclos, hay energías que nosotros no podemos controlar y que nos urgen a adaptarnos a ellas. 

 

Hoy, debemos estar claros, el mundo cambió. 

 

Estos meses aprendimos que somos humanos y en tal condición nos enfrentamos a nuestros temores más profundos: la enfermedad y la muerte. Ninguna esfera de nuestro sistema familiar se vio exenta. La familia, la empresa, el patrimonio. La salud, la seguridad, la tranquilidad. Se ha requerido de un esfuerzo emocional muy grande, por eso hemos tenido que tirar de la historia y encontrar en nuestro ADN las garantías para sortear este camino.

 

Y es que esa misma condición humana nos está haciendo entender que hay problemas comunes que requieren un abordaje común e interdisciplinario. Esta es quizá la enseñanza fundamental, ¿cómo tomamos las decisiones este año?, ¿cómo funcionó nuestro gabinete de crisis en la familia y en la empresa? Cómo fue nuestra reacción en lo personal, en lo familiar, con nuestros socios y amigos, como empresa, como trabajadores y necesariamente como comunidad.

 

Aprovechemos el recogimiento y velemos armas: el año que viene habremos de ser muy decididos en la transformación a la que estamos siendo convocados. Los líderes de nuestras familias y de nuestras empresas deberán apelar a la confianza y al diseño de un futuro con un propósito. Deberemos ser mejores personas y mejores empresas. Y es que eso dicen las tendencias: en un reciente estudio de KPMG se señala que aunque el 80% de los consumidores se encuentran preocupados acerca de la situación económica, el 90% estarían dispuestos a pagar más por productos o servicios elaborados o comercializados por empresas éticas. Casi el 60% prefiere comprar a empresas que cuidan el medio ambiente. Esto es que la era esta pariendo un corazón. 

 

Necesitamos apelar a nuevas narrativas que nos incluyan a todos en la construcción 

de un horizonte – que nos permita a alinear nuestros esfuerzos a un mismo objetivo. 

Se requieren de liderazgos que construyan un mejor lugar para los demás. Y es que la importancia de sintonizar una comunicación entre generaciones es apremiante, porque los balances están cambiando. 

 

Según una reciente publicación en The Economist con información del Bank of America, los millennials están a punto de aumentar su poder adquisitivo en un 75% y de heredar el doble en esta década, mientras los boomers se están jubilando. Estos cambios generacionales deberán atenderse en las planeaciones estratégicas de nuestras empresas.

  

En un año de perdidas, la invitación a celebrar la navidad de forma austera y espiritual está prestada. Hoy la noche buena es un ejercicio de intimidad: en tu portal, en tu Belén, en tu contexto, hoy puedes renacer a la nueva realidad. Al despertar la mañana del 25 quedará mucho trabajo por delante, mucha lucha y muchos retos. Pero la oportunidad está. 

 

El universo nos informa en su lenguaje sus ciclos y oportunidades. Se conjuga Saturno y Júpiter para regalarnos un espectáculo astronómico y nos avisa que se inicia el aterrizaje en la Era de Acuario. Pero lo que sea que eso signifique, nuestra realidad más próxima se mantiene en la importancia de continuar con las medidas de prevención y la sana distancia por lo menos durante el primer semestre del siguiente año dependiendo el éxito que pueda tener la campaña de vacunación. 

 

Nuevamente la importancia se queda en las decisiones que tomemos hoy. Volvamos hoy a aquí y ahora. 

 

Les envió mis mejores deseos de que hoy podamos estar en paz, seguros, en casa y recarguemos pilas para lo que viene, que será mejor si nosotros queremos. Un abrazo adicional a quienes pasan días complicados y el agradecimiento a la gente que trabaja hoy en los sectores estratégicos de salud, seguridad y logística. 

   

Felices fiestas.